Las escuelas católicas de la arquidiócesis de Denver se comprometen a ofrecer una educación que forme integralmente a la persona con toda la verdad, en cada momento y a través de la alegría. Nos esforzamos por formar a los estudiantes de modo que sean verdaderamente libres para descubrir su vocación como hijos creados a imagen y semejanza de Dios.
El bien que producen las escuelas católicas es innegable. El impacto que tienen en la formación de los estudiantes es irremplazable y más importante ahora que nunca. Estamos plenamente comprometidos con nuestra misión de educar y formar testigos que transformen el mundo.
Si está interesado en una educación transformadora para su hijo, no dude en ponerse en contacto con nosotros. Estaremos encantados de ayudarlo a encontrar una escuela maravillosa en nuestro sistema.
Queremos que los estudiantes:
ENCUENTREN
a Dios, que es la Verdad
FORMEN
su mente segúna la Verdad y su voluntad según el Bien
CREZCAN
en sabiduría y virtud
INTEGREN
la fe, la vida y la cultura
SIRVAN
a otros y a la sociedad
DESCUBRAN
la verdadera felicidad
Educación de alta calidad
Las escuelas católicas están comprometidas con la excelencia académica. Más del 99 % de nuestros estudiantes de secundaria (high school) se gradúan, y el 88 % de ellos asisten a la universidad. Los estudiantes que asisten a escuelas secundarias católicas tienen aproximadamente el doble de probabilidades de graduarse en la universidad que los estudiantes que asisten a escuelas secundarias públicas.
Formación integral de la persona
Toda persona ha sido creada a imagen y semejanza de Dios y ha recibido una predisposición natural hacia la verdad, la belleza y la bondad. Las escuelas católicas forman la mente, el cuerpo, el alma y el corazón de los estudiantes. Además de la educación académica y física, ayudan a cultivar la comprensión de la dignidad de la persona humana formando a los estudiantes en la virtud, la reverencia y las bienaventuranzas. Es más probable que los estudiantes de escuelas católicas recen a diario, asistan a la iglesia con más frecuencia, conserven una identidad católica cuando sean adultos y hagan más donaciones a la Iglesia.
Educación privada asequible
La educación católica aborda el desarrollo integral de la persona (espíritu, mente y cuerpo) a través de una formación espiritual y académica basada en el Evangelio de Jesucristo. Las escuelas católicas incorporan la espiritualidad en todos los aspectos del plan de estudios. Es más probable que los estudiantes de escuelas católicas recen a diario, asistan a la iglesia con más frecuencia, conserven una identidad católica cuando sean adultos y hagan más donaciones a la Iglesia.
Docentes asombrosos
Ser docente en una escuela católica es una vocación que Dios concede a quienes él quiere que desempeñen un papel vital, ayudando a los padres, que son los primeros maestros de sus hijos, a formar a sus hijos para que sean santos. Ser docente implica dar sin esperar nada a cambio. A menudo significa no sentirse reconocido, pero aún así amar más —una experiencia de amor no correspondido— tal como Jesús lo experimentó en la cruz.
Diversidad
Estamos orgullosos de la diversidad que existe en nuestras escuelas. Un niño afroamericano o latino tiene un 42 % más de probabilidades de graduarse en la escuela secundaria (high school) y 2.5 veces más de graduarse en la universidad si asiste a una escuela católica. La diferencia de rendimiento entre estudiantes de diferentes orígenes raciales o socioeconómicos es significativamente menor en las escuelas católicas que en las escuelas públicas.
Participación de los padres
Los padres son los primeros responsables de la educación de sus hijos. Además, la catequesis familiar precede, acompaña y enriquece otras formas de instrucción en la fe. Las escuelas católicas existen para ayudar a los padres en su responsabilidad. Para ello, proporcionan un ambiente educativo de alta calidad y programas que complementen lo que se hace en la familia.